Al ser hija adulta de un padre alcohólico aprendí ideas distorsionadas en mi hogar; allí experimenté malos tratos, gritos, peleas por dinero, abusos, mentiras, entre otros. Producto de la afectación, creía que todo aquello era normal. Y aunque en mi niñez quería irme de casa para vivir lejos y mejor, me encontré repitiendo todos esos comportamientos con mi nueva familia.
En Alanon aprendí mediante los tres primeros pasos a aceptar mi incapacidad, a reconocer cuando tengo un juicio enfermo y luego a entregárselo en oración a mi Poder Superior. Gracias a Al-Anon supe a encontrar el verdadero sentido de las palabras: “familia” y “hogar”, y a convertirme en mejor hija, hermana, amiga, esposa y madre. Al-Anon, mediante sus 36 principios, y en especial con los tres primeros pasos, me despojó del resentimiento, gracias a lo cual logré la aceptación de mis padres. A través del servicio llevo el mensaje de esperanza a todos aquellos hijos que viven una situación similar a la mía, como retribución a todo lo que me regaló el programa de Al-Anon.
Ma. del Carmen C.
Esmeraldas